
«A Miguel Galván. no le gustaba salir. Él era feliz encerrado en su cueva, haz de cuenta como Shrek: tranquilo, en su espacio, diciendo «No quiero que me molesten». Así era él.
Un día, un amigo llegó a su casa y le dijo: —Oye, Miguel, voy a un casting, ¿me acompañas? Miguel respondió: —Pero yo quiero ir