La película La Sustancia, protagonizada por Demi Moore y dirigida por Coralie Fargeat, se ha convertido en una de las propuestas más perturbadoras del cine de terror del año. Con una premisa basada en el género del “body horror” o terror corporal, esta cinta explora el impacto de la presión social sobre la apariencia física y el envejecimiento, temas que, para sorpresa de muchos, están inspirados en una experiencia real.
En La Sustancia, Moore interpreta a Elisabeth Sparkle, una celebridad que, tras cumplir 50 años, se enfrenta al rechazo de una industria que la considera “caducada”. Desesperada por preservar su relevancia y juventud, Elisabeth recurre a un misterioso producto que le permite manifestar un alter ego, encarnado en pantalla por Margaret Qualley. Esta versión idealizada de sí misma es joven, hermosa y perfecta, atributos que la sociedad le exige para mantener su estatus en un mundo donde la apariencia parece serlo todo.
Historia real detrás de La Sustancia: La historia no es sólo un reflejo de la trama de una película, sino también una especie de biografía de Coralie Fargeat, quien admitió en una entrevista con Collider que el guion de La Sustancia surgió de su propio proceso de envejecimiento y de las presiones que sintió al aproximarse a los 50 años. Con esta historia de terror corporal, La Sustancia no sólo explora el lado oscuro del deseo de eterna juventud, sino también una crítica hacia la hipersexualización como herramienta para “existir” en el ojo público. Fargeat describió que el filme intenta reflejar los dilemas y sacrificios a los que se ven sometidas muchas mujeres en la sociedad moderna. Fuente: Redes.