En sus orígenes, el pulque se transportaba en recipientes hechos con cuero de chivo o cerdo. Para ello, se desollaba al animal y su piel se utilizaba como una especie de bolsa. De ahí proviene el dicho mexicano “Ponerse hasta las manitas”, el cual hacía referencia a ese método de transporte: cuando alguien pedía pulque, solía decir que lo quería “hasta las manitas”, es decir, hasta donde comenzaban las extremidades del cuero.
El pulque es una de las bebidas más representativas de México, y aunque han pasado milenios, continúa conquistando paladares. Según la tradición mitológica, fue un regalo de la diosa náhuatl Mayáhuel para los hombres, y desde entonces ha sido símbolo de celebración, identidad y conexión con lo sagrado.
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Fuente: Redes