Decía Platón que aquel que inventó la cerveza debía de ser un hombre sabio. Pero se equivocaba. No fue un hombre. **Fueron mujeres**: sabias, ingeniosas y con una intuición que cambiaría la historia de la humanidad.
Hace más de 7.000 años, en la fértil Mesopotamia, un grupo de mujeres descubrió, casi por accidente, que los granos de cereal mezclados con agua y dejados al sol no solo se volvían comestibles, sino que fermentaban, dando lugar a un líquido espeso, nutritivo… y embriagador. Fue un hallazgo revolucionario: no solo saciaba el hambre, sino que alegraba el espíritu.
No tardaron en perfeccionar su creación. Con paciencia y sabiduría, desarrollaron técnicas para mejorar la fermentación, experimentaron con hierbas y especias, y se convirtieron en las primeras maestras cerveceras de la historia. En Sumeria, la diosa Ninkasi fue adorada como la patrona de la cerveza, un reconocimiento divino al trabajo de aquellas mujeres que la elaboraban y comercializaban. Durante siglos, la cerveza fue su dominio exclusivo. En el Antiguo Egipto, eran ellas las encargadas de su producción y distribución, considerándola un regalo de los dioses.
Pero el gran giro llegó en la Edad Media. La abadesa Hildegarda de Bingen, una mujer adelantada a su tiempo, experimentó con el lúpulo y descubrió que no solo añadía un amargor delicioso a la cerveza, sino que también la conservaba por más tiempo. Su hallazgo transformó la cervecería para siempre. Además de ser teóloga, escritora, botánica y visionaria, Hildegarda dejó una huella imborrable en la historia de la cerveza.
Sin embargo, con la llegada de la industrialización y la monopolización masculina del oficio, el papel de las mujeres en la cervecería fue borrado. Lo que una vez fue su legado se convirtió en una industria dominada por hombres. Pero la historia no se olvida tan fácilmente.
Hoy, cada vez más mujeres recuperan su lugar en el mundo cervecero. Se convierten en maestras cerveceras, dueñas de cervecerías y expertas en el arte de la degustación. Con cada sorbo de cerveza artesanal, con cada nueva receta innovadora, están reivindicando lo que siempre fue suyo.
Porque la cerveza nunca fue solo cosa de hombres. Fue, es y siempre será **un legado de mujeres**.

FUENTE: REDES