Enrique Bunbury agradece a Tláloc por  dejarlo desatar su Huracán

El cantante celebró la tregua de la lluvia durante el reencuentro con su banda, en el GNP

El español apareció con traje rojo y lentes oscuros, encarnando su estilo del crooner posmoderno. Foto: Gabriel Pano / EL UNIVERSAL

El español apareció con traje rojo y lentes oscuros, encarnando su estilo del crooner posmoderno.

La Ciudad de México no se rindió ante el clima. La lluvia, el viento y el frío se hicieron presentes antes del concierto de Enrique Bunbury en el Estadio GNP, pero no fueron obstáculo: 60 mil de seguidores llegaron decididos a celebrar el reencuentro con El Huracán Ambulante, en lo que prometía ser —y fue— una noche histórica.

A las 9:30 en punto, tras una introducción orquestal, el telón simbólico se alzó. Bunbury apareció vestido con un traje rojo intenso y lentes oscuros, con las cortinas carmesí en el fondo y una banda con metales, cuerdas y percusiones, el escenario se transformó en un cabaret de rock.

Arrancó con “El club de los imposibles”, canción del icónico «Flamingos» (2002), marcando desde el inicio un tono melancólico, elegante y provocador.

«Buenas noches, bienvenidos… El Huracán Ambulante presente en la Ciudad de México», dijo al terminar. El grito unísono de «¡Enrique, Enrique!» no se hizo esperar.

El cantante se tomó un momento para hablar con calma. Agradeció al cielo —literalmente— por la tregua climática.

“Gracias a Tláloc que ha hecho una pausa… para que celebremos estos 20 años desde el último concierto con El Huracán Ambulante”. Lo dijo con emoción genuina, consciente de que estaba viviendo un momento que cerraba un ciclo.

Cuentas pendientes, saldadas

Entre clásicos, Bunbury introdujo canciones de su nuevo disco «Cuentas Pendientes», interpretadas por primera vez en vivo ante el público chilango. Una de ellas, “Te puedes a todo acostumbrar”, fue recibida con palmas al aire, marcando un nuevo capítulo en su discografía que salió el pasado abril.

Sentado en una silla, copa en mano, cantó “Para llegar hasta aquí” con una pantalla de fondo que mostraba pinturas y composiciones visuales, creando un momento íntimo dentro del frenesí general. Más tarde, al interpretar “Que tengas suertrecita” o “Las chingadas ganas de llorar”, se permitió conversar más con el público:

Bunbury no estuvo solo. Lo acompañaron los músicos originales de El Huracán Ambulante, banda que lo catapultó como solista tras su salida de Héroes del Silencio:

Rafa Domínguez (guitarra), Del Morán (bajo), Copi Corellano (teclados), Ramón Gacías (batería), Ana Belén Estaje (violín), Luis Miguel Romero (percusión), Javier Íñigo (trompeta), Javier García Vega (trombón y guitarra española).

Big Bang”, “Lady Blue” y “Sácame de aquí” fueron las canciones que continuaron y con las que parecía que la noche se terminaba, pero los músicos y el cantante regresaron ante la petición del público.

El repertorio cerró con “Y al final”, tras un total de 24 canciones. Para entonces, el público ya estaba entregado por completo, sin pensar en el frío, sin mirar el reloj. Bunbury lo sabía, y por eso bromeó con cariño: «Sabemos que es entre semana, a lo mejor tienen que irse… Pero no, por ahí no. No se vayan todavía que hay más», dijo al finalizar, no sin antes, agradecer la presencia de todos.

Fuente: El Universal

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