El chicle es una golosina que muchos disfrutan hoy en día para refrescar el aliento, pero su historia y origen son menos conocidos. Esta sustancia masticable tiene raíces profundas en las culturas prehispánicas de México, particularmente entre los mayas y mexicas, quienes descubrieron sus múltiples beneficios.
El término utilizado por los mayas para designar esta sustancia era «sicté ya´», que significa «masticar con la boca». Los mexicas conocían al chicle como «tzictli», una palabra náhuatl que se refiere al polímero gomoso obtenido de la savia del árbol Manilkara zapota. El chicle contiene flavonoides y aceites esenciales que le confieren propiedades antiinflamatorias y calmantes, haciéndolo ideal para personas con cuero cabelludo sensible o problemas como la caspa.
El chicle, tal como lo conocemos hoy, comenzó a desarrollarse en la década de 1860. Fue el expresidente Antonio López de Santa Anna quien llevó un cargamento de chicle de México a Nueva York. Allí, Thomas Adams intentó usarlo como sustituto del caucho, pero sin éxito.
El chicle no solo tiene un impacto cultural significativo en México, sino que también ha jugado un papel importante en la economía. Desde su uso ceremonial en tiempos prehispánicos hasta su comercialización global, el chicle ha sido un producto que ha unido diferentes épocas y culturas. Fuente: Redes.