Papa Benedicto XVI y la ocasión en que condenó la música de Ozzy Osbourne: «influencia satánica subliminal»

La creación de Balck Sabbath llegó a preocupar al clérigo

Joseph Ratzinger, el papa Benedicto XVI, condenó la música de Black Sabbath.
Fotos: AP e Instagram, vía @ozzyousbourne

Joseph Ratzinger, el papa Benedicto XVI, condenó la música de Black Sabbath.

La muerte de Ozzy Osbourne está causando gran consternación, debido al legado que supuso para el heavy metal la formación de Black Sabbath pues, pese a que la banda prescindió del músico, a 10 años de su creación, nunca dejó de ser asociado con la agupacion que, en su momento, Joseph Ratzinger denominó como una influencia «satánica» y «subliminal».

Antes de que el clérigo se conviertiera en Papa y se sentara en la silla de San Pedro, se desempeñó como sacerdote y profesor de teología en las ciudades alemanas; Tubinga y Ratisbona, pero los 621 km que distanciaban a Ratzinger de Birmingham, la ciudad natal de Ozzy y sus compañeros de grupo, no fueron suficientes para evitar que el sacerdote escuchase su música, la que tendía a letras de corte ocultista.

El primer álbum -homónimo- de la banda fue lanzado en 1970; al ser reproducido, se escuchaban un par de campanas de iglesia que daban paso a la voz de Ozzy pronunciando la frase «dejad la Tierra a Satanás y a sus esclavos».

Eso llevó a Ratzinger a descalificar a la banda inglesa, afirmando que su música podía convertirse en un peligro, por la influencia «satánica y subliminal» que podía representar para los jóvenes de la época que, desde 1965, comenzaban a consumir la música rock de las primeras bandas que instituyeron el género, como los Rolling Stone, The Animals, The Who y The Yardbirds, por mecionar algunas.

La preocupación del entonces sacerdote fue tal que exhortó a Ozzy, como líder de la banda y, al resto de la agrupación, a no realizar más «rituales satánicos» durante sus conciertos, debido al daño que podía causar a sus fans.

Ni Black ni Ozzy atendieron a la petición del futuro Benedicto XVI, pues a pesar de que, como grupo, separaron su camino del de su líder 10 años después de su formación, cada quien por su lado, siguió haciendo honor a su estilo.

Sobre todo Ozzy, quien en su carrera en solitario, llevó a la práctica conciertos/rituales en los que lanzaba a su público trozos de carne y partes de animales, debido a que eso le recordaba a las guerras de pasteles que tanto le gustaba ver en películas de antaño.

Así, y con la poca seguridad que había en los conciertos de esa época, sus fans comenzaron a asistir a sus recitales con animales exóticos, viceras y demás excentricidades para lanzar al «Prícncipe de las tinieblas».

Fue entonces que en el recordado show que ofreció en Des Moines, Iowa, en el invierno de 1982, que Ozzy le arrancó la cabeza a un murciélado vivo, el cual cayó cerca de sí tras ser lanzado por un fan al escenario.

Luego de la controversia que este acto causó, Osbourne dijo que, en principio, pensó que se trataba de un animal de felpa y, años más tarde, capitalizó con la idea, al vender en línea peluches de esa especie animal 40 euros.

FUENTE: EL UNIVERSAL

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