El documental dirigido por Michael Ogden llega a Universal+ como una propuesta para conocer a la mujer que, con su obra, hizo temblar a la industria musical y la llevó a otro nivel
Madonna nunca ha sido solo una cantante, desde sus años formativos se convirtió en un referente para una sociedad resistente al cambio. La cantante representa la imagen de la rebeldía hecha música, la voz que abrazó —desde décadas atrás— a quienes vivían en los márgenes y la mujer que reclamó un lugar propio en una industria liderada por hombres.
Esto se refleja en Becoming Madonna, un documental dirigido por Michael Ogden que llega el 23 de agosto a Universal+ para llevarnos a ese origen: el momento en el que una joven de 19 años llegó a Nueva York con la determinación como única pertenencia para inventarse a sí misma y con ello una forma de vivir la cultura pop, cobijada siempre por la escena queer y los clubes nocturnos. Te recomendamos“No estoy señalando con el dedo”: Madonna pide ayuda para los niños de Gaza
“Su nacimiento musical se dio en un momento dominado por lo masculino, en un Estados Unidos conservador y limitante para las mujeres que no encajaban en los roles de género tradicionales —compartió Michael Ogden a MILENIO—. Lo interesante, hablando con la gente que trabajó con ella, es que decían: ‘No se trata de ser provocadoras, sino de cómo nos sentíamos’”.
Y agregó: “Madonna es más que una estrella pop, sin duda. En parte se debe a que era una outsider, alguien que no encajaba, y encontró en la escena queer de Nueva York un lugar que sí funcionaba para ella. Ahí se rodeó de mujeres con su misma visión en medio de una América profundamente conservadora”.
En ese momento “sintió que lo único que podía hacer era ser ella misma y ser honesta —explicó Odgen—, no creo que buscara la controversia por sí misma, simplemente estaba diciendo lo que sentía, y para ella eran emociones normales, pero en una sociedad tan conservadora se convirtieron en algo muy escandaloso”, fue ahí cuando nació la leyenda.
Y esa honestidad se convirtió en su sello. Desde Everybody hasta Like a Prayer, Madonna hizo de la provocación una forma de resistencia, “ese momento fue crucial”, recordó Michael Ogden sobre el videoclip de Like a Prayer, dirigido por la cineasta Mary Lambert, en el que abordaron temas sobre sexualidad, religión y racismo, generando un gran debate.
“Mary Lambert decía que no se pasaban el tiempo hablando de política, sino de cómo se sentían como mujeres; eso fue lo que influyó en los videoclips y en la música. Esa honestidad fue lo que atrajo al público, lo que conectó con las jóvenes y con las personas queer. Esa sinceridad hacía que te sintieras bien en una sociedad conservadora”, agregó.
La importancia de Like a Prayer en la carrera de Madonna
El momento clave es Like a Prayer y “es uno de mis favoritos del documental, porque en ese entonces iba a ser uno de los videoclips más caros de la historia, y el mánager le decía: ‘No puedes hacer esto, es demasiado caro y además es escandaloso’. Y ella respondió: ‘Sí podemos, es mi dinero’, y se hizo”, recordó el director sobre el momento que cambió la industria.
“Es un momento real, refleja lo que Madonna era en ese instante: su poder, su derecho a decir ‘lo haré a mi manera, no me importa lo que piensen’, incluso si su mánager no estaba de acuerdo —agregó Michael—. Después se reveló su conexión con la comunidad LGBT+, y la construcción de una figura que va más allá de los escenarios, supo apropiarse de su propia historia”.
Y esta esencia se ve con claridad en cada uno de sus videos: “Si miras ‘Vogue’, está ahí; si revisas todos sus videoclips, puedes verlo: hay una cualidad queer en muchos de ellos. Hay una sexualidad que rompe límites, una especie de masculinidad dentro de su feminidad. Ella le muestra al mudo un modo de vida y eso logró trascender los escenarios”, explicó el realizador.
Su relación con la comunidad LGBT es un eje fundamental en su carrera, Madonna no se limitó a un estilo de vestir, ni a coreografías extravagantes, su vínculo con los líderes y activistas fue genuino, de amistad; ahí surgió una postura incluso política para ella, y su música tomó el movimiento como una narrativa que le dio visibilidad a quienes no la tenían.
“Yo era adolescente en los 80, recuerdo ver en secreto los videos de Madonna y darme cuenta de que esa era una forma de vida posible. Venía del norte de Inglaterra, de una familia trabajadora, y nunca pensé que eso pudiera pasarme —compartió Ogden—. Madonna te mostraba una manera de vivir tu vida y, como outsider, era algo maravilloso: podías atreverte”.
Su infancia estuvo marcada por el sello de Madonna: “Mi hermana, que era más joven, tenía The Immaculate Collection, y recuerdo que se lo robé. Ella era una gran fan de Madonna y se vestía como ella desde muy pequeña, igual que las chicas que aparecen en la película; probablemente siempre estuve un poco celoso de que ella tuviera ese ícono musical”, reconoció.
“Mi mamá siempre escuchaba música como Fleetwood Mac o Michael Jackson, pero Madonna me atraía de una manera muy distinta. Y, al mismo tiempo, me daba miedo, porque era un joven gay y aún no había salido del clóset. Creo que Madonna me intimidaba un poco, pero al mismo tiempo me atraía porque comprendía lo que representaba”, agregó.
El papel de Madonna durante la crisis del sida en los años 80
Madonna también ha sido voz en tiempos de silencio, en plena crisis del sida en los 80, una etapa devastadora para la escena neoyorquina, ella decidió gritar cuando el mundo optó por dar la espalda y marginar. “¿Qué más podía hacer? —explicó el director del documental—. La respuesta fue: ‘Mis amigos se están muriendo’, y algo tenía que hacer”.
“Es muy fácil olvidar lo crucial que era la voz de Madonna en ese momento, ahora es una estrella de Instagram, pero la gente no recuerda cuando era tan comprometida. Con escucharla en entrevistas sobre el sida, cuando todos le decían: ‘Tal vez no deberías hacer esto, podría ser peligroso para tu carrera’, quedaba clara su postura”.
En ese momento de tanto dolor y pérdida, “conocimos a una Madonna sin filtros; es un momento vital de la película, al igual que ver a las personas que la moldearon, la escena queer de Nueva York la definió”, y lo vemos en sus conciertos recientes, en los que rinde tributo a figuras clave que perdieron la batalla contra el virus.
De la calle nació su estilo, “es muy estimulante verla con los brazaletes negros y el cabello despeinado; hay una especie de aspereza en su estilo, no es sofisticada ni glamorosa, tiene una urbanidad que resulta vibrante —reconoció Michael Odgen—. Lo maravilloso es que mucho del material de archivo es inestable, desordenado, sucio, y eso te da la sensación de ese mundo”.
Y gracias a eso también se entiende a Madonna: “Como director fue muy emocionante trabajar con ese material, jugar con él, darle vida a Nueva York —confesó—. Ese fue uno de los elementos más fascinantes: traer la ciudad a la pantalla, pero también mostrar cómo ella nace de esa ciudad, porque en cierto modo, Madonna es hija de Nueva York”.
Madonna en 2025: su vigencia en la música y en la cultura pop
Casi cinco décadas después, Madonna sigue demostrando su poder de convocatoria e influencia cultural, el año pasado ofreció un concierto gratuito en Copacabana donde reunió a más de un millón y medio de personas, y sabemos que ya prepara el lanzamiento de un nuevo álbum que promete ser la continuación del Confessions on a Dance Floor.
Con Becoming Madonna, Michael Odgen ofrece no solo un retrato íntimo de los años que forjaron a la reina del pop, sino también una oportunidad para revisar la obra de una mujer que se atrevió a ser ella misma, desafiando el conservadurismo, abrazando a la comunidad LGBT+ y colocando al feminismo en el centro de su agenda y de la cultura pop.
“Creo que el mayor don de Madonna es el don de la evolución. Eso es su arte. Ella crea videos hermosos y espectáculos impresionantes en el escenario; si los miras, son increíbles. Y nunca se detiene. Evoluciona, se transforma en otra cosa, su música cambia. Y eso es el arte, evolucionar. Creo que esa es la única manera de ser artista de verdad”, concluyó el director.
FUENTE: MILENIO